REVERTIR EL DESASTRE Y REBELARSE HOY

19 de agosto de 2025

Artículo publicado por la Revista Saó: https://revistasao.cat/revertir-el-desastre-i-rebellar-se-avui/

Después de escribir el artículo “El suicidio de la socialdemocracia”1, una amiga me preguntó cómo se podría revertir el desastre. Le prometí hablar del tema en este post, aunque le avancé que era muy escéptica.
No soy la única. El mismo Karl Marx prefirió que fuese el proletariado —al que consideraba más próximo a la realidad que él, auténtico «ratón de biblioteca»— el que neutralizase los perniciosos efectos del capitalismo de su época.
Ahora bien, no recuerdo ningún proyecto socialista consistente que haya surgido «desde abajo»: ni la socialdemocracia, ni el modelo soviético, ni la revolución cubana ni el comunismo chino. Ni siquiera la sublevación de Espartaco2, pues sus adeptos se limitaron a seguirle. No obstante, la ciudadanía debería elaborar un proyecto, transmitirlo e intentar llevarlo a cabo.

Otra utopía, por favor
Basada en la combinación de la propiedad colectiva de los medios de producción, la libertad personal, el pensamiento innovador, el progreso tecnológico y un modelo democrático actual. Su éxito dependería de que sus «desarrolladores» contasen con expertos en cada ámbito.
Nos enfrentamos a una estructura socioeconómica nueva que combina beneficio capitalista con el «rentismo» de «los amos de la nube»3. Contar con beneficios y rentas les ha permitido desplegar una de las actitudes más agresivas de la historia de la humanidad. Varoufakis propone un proyecto que ataje la crítica situación que estamos viviendo:

Un modelo empresarial nuevo
Cada empleado recibiría una acción en el momento de ser contratado. No podría venderla ni alquilarla, pero le serviría para votar en las decisiones empresariales de forma colectiva y asamblearia.
Las remuneraciones se asignarían democráticamente dividiendo los ingresos después de impuestos en costes fijos, I+D, remuneración básica del personal y bonus. Decidiéndose también mediante un voto por persona.
Si se quisiese aumentar alguna de las partidas, habría que reducir otra u otras presentando distintas opciones que se resolverían mediante la votación de los empleados-accionistas.
La remuneración básica sería la misma para todo el personal. Ahora bien, cada empleado contaría con un número de monedas digitales que podría asignar a aquellos compañeros que creyese que han aportado más el año anterior.
Este modelo atacaría el «rentismo» de la nube, pero no el capitalismo, porque no eliminaría la distinción entre salarios y beneficios, no acabaría con la división de clases porque unos recibirían más que otros y no se suprimiría el mercado de acciones. La creación de empresas más pequeñas para que los empleados-accionistas pudieran controlarlas debilitaría el proceso, además de democratizarlas y apartarlas de la influencia de la acumulación de rentas y beneficios, que aumenta la concentración de poder.
En este modelo empresarial, cada rico solo tendría una acción y, en la toma de todas las decisiones, contarían lo mismo que sus compañeros. Previamente, se elaboraría una ley de responsabilidad social que controlaría un grupo de ciudadanos seleccionado al azar, formado por clientes y miembros de la empresa.
En cuanto a los falsos servicios «gratuitos» de la nube, deberían desaparecer, ya que se financian con la venta de la atención de los usuarios a terceros. Se establecería una plataforma de micropagos: quien quisiese nuestros datos tendría que pagar por ellos y pedir nuestro consentimiento, protegido por una Carta de Derechos Digitales. Se acabaría así con el modelo de captación de la atención.

Renta básica universal y dinero nuevo
El banco central de cada país abonaría a todo el mundo una renta básica universal en una cuenta abierta en dicho banco.
Quien tuviese ahorros en bancos privados recibiría intereses en caso de trasladarlos a su cuenta del banco central. Particulares y empresas no dependerían de los «buitres» privados.
El banco central imprimiría dinero para pagar la renta básica, pero no sería tanto como el que acuñó para apoyar a los bancos y accionistas que provocaron la crisis de 2008 y que arruinaron al pueblo. Asimismo, ya no dependerían de los bancos privados y se convertirían en un bien comunal monetario. Para evitar la rapacidad, habría un Jurado de Supervisión Monetaria compuesto por ciudadanos elegidos al azar y expertos de una amplia gama de profesiones, nada sospechosos de defender los intereses de los bancos privados.
Los ahorradores podrían prestar sus ahorros a start-ups o empresas consolidadas serias, pero no podrían comprar parte de dichas empresas mediante acciones. Se prestaría mediante transferencia directa o intermediario que no pudiese crear dinero de la nada como hacen los bancos privados. Sería dinero procedente de ahorradores reales.

Impuestos para financiar a los Estados
Saldrían de lo que pagarían las empresas sobre los ingresos totales y sobre aquellos aplicables a terrenos y edificios comerciales.

Comercio y pagos internacionales
Se crearía un sistema financiero internacional que garantizase transferencias continuas de riqueza al sur global mientras que restringiría los desequilibrios comerciales y financieros que inflan burbujas y provocan crisis financieras.
Se utilizaría una nueva unidad contable. Quien exportase más, pagaría una «tasa de desequilibrio» proporcional a su superávit comercial. Quien importase más, cobraría una «tasa de déficit comercial». Al país del que saliese demasiado dinero o le entrase demasiado, se le cobraría una «tasa de incremento». Se evitaría la especulación en la compra de terrenos y edificios y no se crearían falsas expectativas ni burbujas.
La existencia de una moneda internacional que regulase las transacciones comerciales equilibraría las fluctuaciones de bienes y dinero e impediría que las naciones más poderosas explotasen a las más débiles y obligaría a financiar inversiones verdes donde se necesitase.

Consecuencias de una acción y un voto
Acabaría con los mercados de trabajo y de acciones y con el imperio del capital, democratizaría los lugares de trabajo y reduciría el tamaño de los conglomerados.

Efectos de la reconfiguración del banco central
Creación de un sistema habitual de pago y ahorro innovador. No se prohíben los bancos privados, pero se les quitan privilegios y nos liberan de la dependencia de tener que recurrir a ellos para nuestros ahorros o ingresos de nómina o pagos diversos.

Capitales y rentas contra utopías: sometámoslos
Sabemos que la naturaleza humana tiende a cargarse cualquier utopía cuando se pone en marcha. Lo vimos, por ejemplo, cuando tras una larga lucha, se consiguió el derecho a las vacaciones para la clase trabajadora: el capitalismo sustituyó el derecho a «estar de vacaciones» por la opción «irse de vacaciones». Acababan de convertirlo en un bien de consumo que ha generado ingentes cantidades de riqueza a las empresas turísticas, además de graves problemas que aceleran el cambio climático y la expulsión de muchos ciudadanos de sus viviendas a favor de las hordas turísticas.
La solución: controlar a los rentistas de la tierra y la nube convirtiéndolas en bienes comunales. El control implicaría recuperar la propiedad de tierras y bienes por parte del Estado mediante impuestos y leyes nuevas.
Como el Estado somos todos, los proyectos que se aceptasen como viables deberían ser controlados por asociaciones municipales, regionales y estatales de las que saldrían ciudadanos elegidos al azar. Debería existir, además, una Asamblea de Ciudadanos de ámbito estatal elegidos al azar que funcionaría como un banco de ideas para aportar al Parlamento con políticos elegidos mediante votación para que se discutieran y se legislara al respecto. Trabajarían, pues, en paralelo. Un ejemplo positivo ya se ha dado en Irlanda, que la estableció en 2016.

Cómo rebelarse hoy
Resulta más complicado que cuando la clase trabajadora lo hacía contra el primer capitalismo. Ahora hay que oponerse a capitalistas y rentistas.
El primer objetivo sería recuperar al proletariado tradicional y absorber a proletarios y vasallos de la nube y capitalistas «castigados» por los nuevos amos.
El proceso resulta más dificultoso que en el siglo XIX. Aunque el proletariado se enfrentó entonces al capitalismo en circunstancias muy adversas, los amos de la nube han creado una barrera entre proletarios y siervos de la nube que les impide reunirse para confabular contra los poderosos.
Con todo, la ciudadanía puede aprovechar la nube en beneficio propio. Ahí están la Primavera Árabe, ME TOO y Black Lives Matter. Podemos hablar, reunir-nos vía internet, movilizarnos y promover acciones muy perjudiciales para capitalistas y rentistas. La cuestión es cómo.
Sugerencias: que todos los trabajadores de, por ejemplo, Tesla dejen de trabajar un solo día. El precio de sus acciones caería de tal forma que tendrían serios apuros en las bolsas mundiales.
Las antiguas movilizaciones implicaban un gran sacrificio individual para conseguir un mínimo beneficio colectivo; las nuevas implicarían un sacrificio colectivo mínimo a través de internet, pero se conseguirían grandes beneficios colectivos y personales porque se alteraría el control de los amos de la nube en miles de millones de usuarios.
No obstante, los activistas necesitan el apoyo de todo el mundo, incluso de quienes tienen muchas dificultades económicas. Podrían planificarse huelgas de pago inteligente que bajarían tanto el precio de las acciones que disminuiría el poder político de sus propietarios o boicotear a empresas de un país determinado o a quienes abastecen a genocidas.
También podrían acusar en redes a las peores empresas del mundo por motivos como: mal salario, cambio climático, expulsión de trabajadores, etc. para que la gente no les comprara. Sus acciones bajarían de inmediato y los accionistas huirían a otras compañías.
Wikileaks fue muy eficaz al crear virus digitales que pusieron al descubierto la corrupción entre empresas y gobiernos y cómo atacan al planeta. Esa transparencia contaría con miles de millones de ojos observando y se verían obligados a dejar de corromper.
Pongamos la nube a nuestro servicio…

1Este artículo puede leerse en:
https://pepaubeda.net/articulo/el-suicidio-de-la-socialdemocracia/
https://pepaubeda.net/ca/articulo/el-suicidi-de-la-socialdemocracia/ (en català)
Además, fue publicado por la Revista Saó:
https://revistasao.cat/el-suicidi-de-la-socialdemocracia/

2Gladiador tracio sometido a esclavitud que se convirtió en el líder principal del fallido alzamiento de esclavos contra la República de Roma (Viquipedia).

3Yanis Varoufakis es economista. Sus aportaciones aparecen en su libro Otra realidad: ¿cómo sería un mundo justo y una sociedad igualitaria? (Deusto, 2021) y Tecnofeudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo (Deusto, 2024). En este artículo hay propuestas suyas, si bien no coincido con él en considerar que el rentismo haya sustutido al beneficio capitalista por completo.

4Tal como expone Evgeny Morozov en su artículo para “Le Monde Diplomatique en español” de agosto (2025): ¿Nos está devolviendo la tecnología digital a la Edad Media?

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